Cuando se sortearon los grupos del próximo Mundial de Catar 2022 y se confirmó que los rivales de Uruguay serán Corea del Sur, Portugal y Ghana, a los uruguayos se nos vino muchos recuerdos a la mente -de los buenos- porque la celeste se dio el lujo de eliminar a las tres selecciones en diferentes instancias en los últimos Mundiales.
Sin embargo, el último de los tres rivales no pasa ni pasará desapercibido para Uruguay; de aquí a muchísimos años. A Ghana se la recordará para siempre por aquel memorable partido por cuartos de final del Mundial 2010, porque tuvo todas las emociones posibles.
Tanto así, que algunos expertos en la materia lo consideran como “El partido más emocionante en la historia de los Mundiales”; por la mano de Suárez en la línea y en la hora, por el penal que malogró Asamoah Gyan en el último segundo, por el cambio de emociones en tan solo un instante, por el penal definitivo que picó Abreu y por el fatídico final que se vivió.
Sin dudas, aquel partido dejó una marca imborrable para ambas selecciones, una huella indeleble, un recuerdo que difícilmente será olvidado, porque por más que pasen los años y los torneos, se lo seguirá rememorando como el encuentro más vibrante que pudimos ver.
Ahora bien, a los uruguayos nos trae un recuerdo inigualable por todo lo que se vivió, y sin dudas, por el broche de oro de haber avanzado a la semifinal de un Mundial. Sin embargo, para la selección rival significó un “trauma”, que hasta hoy, sigue sin poder sanar. ¿Por qué?
Porque luego de conocer que Uruguay será uno de los rivales de grupo en el próximo Mundial, tanto el presidente de la Asociación de Fútbol de Ghana, Kurt Okraku, como el zaguero central de su selección, Mohammed Salisu, salieron al cruce mediante duras declaraciones mostrando un claro resentimiento por haber sido eliminados “de forma injusta”.
“Creemos que es la hora de la venganza. Sentimos que ganamos de forma clara aquel juego, pero después estuvo esa ‘defensa’ de Suárez. Será muy interesante para nosotros jugar de nuevo contra ellos, obviamente tenemos recuerdos profundos", había declarado en abril de este año el presidente de la Asociación de Fútbol de Ghana, Kurt Okraku.
"Es importante ajustar cuentas y que todos aclaremos las cosas. Fuimos eliminados por trampa”, agregó Okraku en aquella oportunidad.
Tras más de seis meses, y cuando los dichos del presidente de la Asociación de Fútbol de Ghana parecían haber quedado en el olvido, el zaguero central de su selección, Mohammed Salisu, se encargó en estos días de reflotar el resentimiento de los ghaneses, y declaró.
“Estoy ansioso por el juego. Necesito estar con mi país y luchar por mi país. Creo que soy parte de la venganza”, dijo Salisu, y agregó: “Los ghaneses están ansiosos por ese juego porque vamos por la venganza”.
Estoy convencido, que, si el partido hubiese tenido un final diferente -a favor de Ghana- otros serían sus repertorios, y a la mano de Suárez la recordarían como una anécdota más, y no como una jugada colmada de rencor.
Las “advertencias”, en primera instancia de Okraku, y ahora de Salisu, pegaron fuerte en Uruguay y sorprendieron.
Pero no por querer esconder algo que sí fue real –la mano de Suárez-, sino porque, en primer lugar, el delantero uruguayo fue expulsado y luego Asamoah Gyan malogró su penal; y en segundo lugar, porque esa mano jamás tuvo que haber existido si no fuese por un imperdonable error de la terna arbitral portuguesa en la jugada previa.
Ahora, yo me pregunto, ¿en Ghana sabrán realmente lo que pasó previo a aquella mano de Suárez?
Serán conscientes que esa mano vino de un tiro libre a favor de Ghana, a raíz de una falta totalmente inexistente de Fucile contra Adiyiah; sabrán que cuando Paintsil (Ghana) lanzó el tiro libre ya había dos ghaneses en offside –Appiah y Asamoah-; serán conscientes que tras ese mismo lanzamiento, un ghanés peina la pelota y los mismos dos futbolistas africanos vuelven a quedar en offside (doble posición adelantada).
Aquí comparto un fragmento de la película "3 millones", donde muestra todo lo que pasó en aquella jugada. https://www.youtube.com/watch?v=jasUK3D9cYY
Supongamos que todo lo que pasó en esa jugada, perfectamente pudo haber sido un error casual del arbitraje. Está bien. Ahora, remover lo que pasó aquel día con declaraciones amenazantes cómo las que hicieron Okraku y Salisu: ”Venganza”, ”Ajustar cuentas” o ”Trampa”; como uruguayo que soy, me sentí atacado y también sentí la necesidad de defender a mi selección con pruebas justas y reales.
Creo que los uruguayos no tendríamos que dejar pasar por alto ni permitir este tipo de mensajes erróneos al mundo, porque lo que pasó aquel día fue una embestida arbitral contra la celeste, que salió mal. ¿Por qué? Porque Suárez salvó a Uruguay. Sí, lo salvó de una injusticia.
Uruguay fue perjudicado en aquel partido ante Ghana, pero todos los errores arbitrales que fueron predestinados contra la celeste se vieron opacados detrás de la emoción del aficionado y de las acciones de los propios futbolistas celestes que le terminaron dando la clasificación.
Nadie sabe ni nadie sabrá qué hubiese pasado con Fucile y Suárez en cancha ante Holanda por semifinales; pero, lo que sí se sabe, es que si hubiese existido el VAR, la historia para Uruguay podría haber dado un giro inesperado para muchos, y también para Okraku y Salisu.