“La ruta de los conventos” o “Ruta de las ratas”, diseñada por el régimen Nazi para sacar miembros de la organización fuera de Europa, el cual tenía un puerto de salida generalmente en Génova, Italia, y el destino final era Sudamérica.
Extracto de www.helvecia.com.uy
Es conveniente visualizar la situación de aquellos años, en Europa los aliados le ponían punto final a la Segunda Guerra Mundial. Sudamérica contaba, y cuenta hoy en día, con grandes colonias alemanas por lo que los nazis veían allí una posible opción para reagruparse, en principio logrando un salvoconducto, principalmente hacia Argentina; -país que albergó a varios criminales de guerra cuando el presidente Juan Domingo Perón estuvo en el poder entre 1945 y 1955-, a través de un circuito de escape, llamado
“La ruta de los conventos” o “Ruta de las ratas”, diseñada por el régimen Nazi para sacar miembros de la organización fuera de Europa, el cual tenía un puerto de salida generalmente en Génova, Italia, y el destino final era Sudamérica.
Terminada la guerra, Mengele, responsable de la muerte de 400.000 personas en los campos de concentración de Auschwitz es apresado, y estuvo bajo la custodia de Estados Unidos. Sin embargo, sin saber que su nombre, ya estaba en la lista de criminales de guerra buscados, los estadounidenses lo liberaron rápidamente (no tenía el típico tatuaje en la parte interior del brazo izquierdo con el grupo sanguíneo que se les realizaba a los integrantes de las SS).
Desde el verano de 1945 hasta 1948, el médico, con documentos falsos, -cambia su nombre a Fritz Ullman-, trabajó como peón de campo cerca de Rosenheim, Baviera. En el año 1949, su próspera familia lo ayudó a emigrar a Sudamérica. Los registros indican que ingresó a Buenos Aires el 20 de junio, con el nombre de Gregor Helmut, (pasaporte expedido por la Cruz Roja Internacional) de profesión “mecánico”.
Desde el año 1951 realizó viajes frecuentes a Paraguay como representante de ventas en ese país de la empresa de maquinaria agrícola de su familia -que continúa funcionando hasta nuestros días-. En el año 1956 obtuvo una copia de su partida de nacimiento a través de la embajada de Alemania Occidental y se le concedió un permiso de residencia en Argentina con su nombre real; recordemos que en esta etapa aún no era buscado y tenía el amparo y la protección del gobierno peronista.
NUEVA HELVECIA
Según la investigación realizada por Cabrera y Egaña (exjefe de Policía de Colonia, ya fallecido), Mengele llegó sólo a esta región en una embarcación por el Río Rosario. Se alojó durante dos días en un establecimiento rural de aquella zona, donde mantuvo reuniones de trato comercial relacionado con la importación de maquinarias agrícolas, empresa familiar que representaba y que se iban a fabricar en la República Argentina-.
Posteriormente fue buscado en ese sitio por uno de los gerentes de importación, quién sería el representante de las maquinarias de Mengele en Uruguay, -oriundo de Nueva Helvecia-, en una unidad marca Fordson doble cabina del año 1954.
Mengele se inscribe en el Registro Civil de Nueva Helvecia el 17 de Julio de 1958, casándose el 25 de ese mes con la viuda de su hermano, Martha María Will, para que así su fortuna quedara en la familia.
Llama la atención que el edicto de matrimonio publicado en el periódico HELVECIA de aquellos días aparece en las ediciones del viernes 26 de Julio -un día después de su casamiento-, del 30 del mismo mes y del 2 de agosto, cuando por Ley corresponde realizar las publicaciones antes de la fecha de casamiento y no posterior a la misma. A Mengele le urgía casarse y para ello usó sus contactos en Nueva Helvecia, lo que confirma la complicidad y apoyo de un pequeño y selecto grupo con el criminal de guerra, por lo que pudo contraer matrimonio sin presentar ante la Jueza el documento impreso en el diario local.
¿DÓNDE SE HOSPEDÓ?
Según se desprende de la investigación de Hector Amuedo, “Mengele se hospedó durante ocho días en una casa en el Barrio El Prado -actualmente propiedad de Gerardo Wullich-, quien compró esa casa por consejo de un ciudadano checo llamado José Marês, un gran afinador de pianos y virtuoso ejecutante del instrumento, que emigró a Uruguay con su familia sin un centavo; tras la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de los comunistas al gobierno en Checoslovaquia, que le confiscaron su tienda de instrumentos musicales” explica Amuedo en su investigación.
“Como necesitaba trabajar para vivir, Marês -quien luego fue director del Coro Concordia de Nueva Helvecia- y su esposa tomaron trabajo de mucamos en esa finca que, por los años 50, era propiedad del señor Rotzinger, un constructor de edificios de nacionalidad suiza”, agregó.
Marês, -ya fallecido-, “relató a Wullich que en aquellos días de julio de 1958, Joseph Mengele estuvo en la casa durante un tiempo como huésped de Rotzinger” y por las tardes, solía servirles el té a Mengele y a Rotzinger, junto a sus respectivas esposas, en una mesa de piedra que aún se conserva, debajo de un árbol de laurel, en el jardín del frente de la casa”. (publicado en El Observador).
NHMagazine conversó con Wullich quien negó enfáticamente lo publicado por Amuedo, respecto a su estadía allí durante ocho días, “Mengele estuvo en esta casa, en este jardín tomando el té con Rotzinger, propietario de la vivienda en aquella época, pero no durante tantos días”.
Un vecino de nuestra ciudad, que prefiere el anonimato, dijo a NHM que le sirvió al médico nazi durante tres noches en el Hotel del Prado, y que luego de tomar algunas copas, Mengele se dirigía hacia la vivienda de Rotzinger por un camino de servicio atrás del hotel.
REFRIGERIOS EN EL HOTAL REISCH
Durante esa etapa el Hotel era administrado por Enrique Reisch y en 1959 pasa a manos de los Padres Misioneros Redentoristas, un seminario donde formaban curas. Según fuentes confiables, se lo vio también en el bar y comedor de José Fortunatto, hoy en día Bar Lamela donde solicitaba el diario local, seguramente para corroborar una y otra vez si se había impreso el Edicto de Matrimonio para luego cruzar hacia el Hotel Comercio u Hotel Reisch como se le conocía en ese entonces, ubicado en la calle 18 de Julio casi esquina Colón. NHM conversó con una persona vinculada a dicho Hotel que al igual que el checo Marês, supieron servirle algún refrigerio a Mengele, en este caso en el Hotel Comercio, durante el invierno de 1958; este sería el otro lugar de estadía del criminal de guerra.
Esta versión se confirma tras la declaración de otro vecino de Nueva Helvecia, quien relató a la web Portratsel “En el año 1958, yo venía desde campaña para traer quesos una vez a la semana que comercializábamos en a llamada ‘feria de quesos de los días miércoles’. Luego de efectuada la venta, era como un ritual llegar a tomar y picar algo en el bar y comedor de
José Fortunatto,que estaba ubicado en la calle 18 de Julio casi frente al hotel Comercio. Un día estaba sentado a la mesa que se encontraba sobre una de las esquinas del boliche un señor con bigote que no hablaba con nadie, tomando algo que no recuerdo que era, lo único que le interesaba era leer el diario local, lo leía y lo volvía a releer. En un momento habló muy bajo a don José, el dueño del bar y le pagó. Se puso debajo del brazo su diario y lo observamos ingresar al Hotel Comercio. Nadie lo conocía, ni siquiera el dueño del bar”
“Me comentaron que lo vieron ese día y nunca más. Pero en mi memoria siempre quedó grabado ese rostro. Pasaron los años y cuando la prensa comenzó con sus comentarios y publicaron las posibles fotos de Mengele, vino inmediatamente a mi mente” informó el vecino.
Por lo que se deduce que sus días en la ciudad los pasó primero en un establecimiento rural, luego en la casa sobre la calle 25 de abril en -barrio de los hoteles-, y en el hotel Comercio del centro de Nueva Helvecia.
EL CURA AHRENS Y SU PRIMO WILHEM LOHMANN
En el año 1959, cuando Mengele escapa desde Argentina, tiene el apoyo en Uruguay del cura católico Ahrens, sacerdote redentorista con residencia en Montevideo, - primo del Ex-General de las SS Wilhem Lohmann-, quien lo esperó en el puerto de Colonia.
INSIGNIA DE MÉRITOS DE SILESIA: UN “RECUERDO” DEL PASO DE MENGELE POR NUEVA HELVECIA
Miguel Delfino es un conocido vecino y empresario de Nueva Helvecia, según sus propias palabras “entre mis hobbies está el coleccionar piezas antiguas pero que tengan historia”.
Días atrás el canal History Channel lo entrevistó en la ciudad de Colonia para un especial de “Hunting Hitler”, programa que sigue la ruta de Adolf Hitler -y los altos mandos nazis- luego de su supuesto escape de Alemania, la versión histórica oficial dice que Hitler se suicidó en su bunker el 30 de abril de 1945. Sin embargo nunca se encontró su cuerpo en ese lugar, ni tampoco evidencia fehaciente de que haya muerto allí.
En este programa, Delfino debe mostrar en base a una película guionada los elementos históricos que corroboren el paso de Mengele por Colonia. En la misma muestra el Águila Silesiana, el Edicto publicado en la HELVECIA y el Acta de casamiento, por lo que los actores en este documental guionado terminan confiando en las palabras del “cazador de tesoros” en base a la documentación irrefutable de que Mengele estuvo en Nueva Helvecia.
“Mengele viene acá evidentemente porque su padre Karl Mengele era un poderosísimo fabricante de maquinarias agrícolas, tan así que el propio Hitler iba a la fábrica a visitarlo. Hay un plan alemán de penetración en distintas partes del mundo, a nivel político y económico. Y este hombre, el padre de Mengele formaba parte del mismo, porque Nueva Helvecia era una colonia agrícola y el tenía un representante que las vendía aquí, todas las marcas que fabricaba Mengele estaban representadas en un importante comerciante de esta ciudad” expresa Delfino.
¿ARREGLO CON PIO XII?
El docente y coleccionista se explaya respecto a la penetración de los criminales nazis en Sudamérica “Una de las teorías dice que ellos entraron a través de una acción del Vaticano, -y esto no va en contra de la religión acota-, porque la religión la hacen los hombres que la están representando en ese momento. Pero hay que agregar si, que el Vaticano fue el único Estado que no fue bombardeado, se dice que estaba arreglado de antemano con Pio XII, que si les iba mal, habían hecho un acuerdo de la entrega de una cantidad importantísima de oro y obras de arte a cambio de un salvoconducto, un escape denominado “La ruta de las ratas”.
“Aquí en la Colonia Suiza mi abuelo y mi padre realizaban en la joyería la cruz esvástica y el emblema de la Real AirForce de los aliados, había dos bandos claramente definidos que eran Pro-nazis y pro-aliados, y estos pins que vendían se usaban como quien usa hoy uno de Peñarol o de Nacional o de blancos o colorados.” aportó Delfino.
CONDECORACIÓN
En otra parte de su relato, dijo a www.helvecia.com.uy “Hace unos 15 o 20 años viene una persona que me pidió absoluta reserva, y me pregunta si yo compraba cosas viejas y me dice Yo tengo esto que Mengele se lo regaló a mi abuelo cuando se casó acá y se lo compró. Al poco tiempo le escribo al investigador Héctor Amuedo corrigiéndolo por un dato erróneo de los alemanes en colonia suiza, el me agradece y a partir de ahí generamos una amistad digital; le envío la foto del Águila y no lo podía creer”.
Amuedo se lo envia a varios investigadores de diferentes partes del mundo que corroboran la autenticidad del Águila de Silesia que otorgaba la Wehrmacht.
“Aquí hubo un nazi de la primera guerra, del cual no vamos a dar el nombre, que se radicó en la colonia suiza, este hombre admiraba todo el crecimiento de Alemania e ignoraba todo lo que se escondía detrás. Se ve que era tan importante este hombre que cuando hunden el Graf Spee en la batalla del Río de la Plata -los sobrevivientes fueron distribuidos entre Uruguay y Argentina-; entre 8 y 10 marineros vinieron a quedarse a la casa de él, uno de ellos era un ingeniero que le hace un dibujo del barco y se lo firma”, este es otro documento importantísimo que conserva Delfino.
Lea también: Josef Mengele el “Angel de la Muerte”, vivió y se casó en Uruguay con su cuñada Marta Will